El mito del laurel

Pero no era fácil desalentar a apolo. Cuando mas huía de el la doncella, mas audaz se volvía este. Cierto día, la persiguió incansable, decidido a hacerla su esposa. Aunque Dafne era veloz, no podía vencer en semejante carrera.
Alzando sus ojos al cielo, Dafne imploro a diana que la salvara…, porque la propia diosa era virginal. La plegaria obtuvo una extraña respuesta. De pronto, la muchacha no pudo seguir corriendo: sus piececitos quedaron enraizados en la tierra. Alrededor de su esbelto cuerpo crecía crecía rápidamente la corteza de un árbol y, en el propio instante en que alzo los brazos, estos se trocaron en ramas. Todo su suave cabello se convirtió en las relucientes hojas del laurel, y su bello rostro en rosados capullos.
Apolo retrocedió asombrado, al ver lo sucedido. Luego comprendió lo ocurrido y admiro la virtud y el valor y la virtud de Dafne.
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